Preparación de Suelo
El suelo ideal para el nogal es aquel de texturas medias, libre de impedimento para el desarrollo de raíces, hasta los 2,5 m de profundidad. El uso de suelos extremos requiere, especialmente, un cuidadoso manejo del riego, manteniendo permanentemente la humedad, en suelos arenosos y evitando la saturación, en los arcillosos.
La mejor preparación, antes de plantar, es la inversión de suelo (uso de garra en una excavadora), en una profundidad de al menos 1,5 m de profundidad, pudiendo usarse también, Buldócer en suelos no aptos para romper con garra. Con el objeto de romper zonas compactadas, mullir el suelo e incorporar materia orgánica en la zona de desarrollo radical.
La preparación debe considerar problemas sanitarios, los cuales se minimizan, por ejemplo, con la fumigación de suelo, la cual disminuye la presencia de nematodos, insectos que se alimentan de raíces, bacterias que producen agallas y algunos estados latentes de hongos del suelo.
Además, es importante realizar aplicaciones de enmiendas al suelo, junto con la preparación, ya sea materia orgánica, calcio, fertilizantes, u otros, es decir, aplicar lo que los análisis de suelo indiquen que sea necesario.
Aspectos clave:
- Evitar plantar nogales en suelos genéticamente compactados por estratas de silicio o calcio y con presencia de arcillas densas.
- Se debe aplicar enmiendas al suelo, junto con la preparación.
- El uso de camellones puede ser necesario en suelos que no cumplan con la profundidad o drenaje necesarios o adecuados para la plantación de nogales.